Consiste en la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos.
La motricidad fina tiene que ver principalmente con las extremidades superiores, especialmente las manos, y son la base de nuestra capacidad para utilizar objetos, herramientas y utensilios. Esta habilidad, tan común en el ser humano, forma parte del desarrollo global, y es el culmen del buen funcionamiento de un conjunto de estructuras, destrezas y factores. Su desarrollo es esencial para la interacción del niño con lo que le rodea y su madurez comienza desde el nacimiento y siempre en constante relación con el desarrollo motor grueso.
Cuando hablamos de motricidad fina o de destrezas manipulativas, nos estamos refiriendo a varias acciones:
- Alcanzar: extensión o movimiento del brazo para agarrar un objeto.
- Agarrar: coger un objeto con la mano.
- Cargar/transportar: agarrar y llevar un objeto de un lugar a otro.
- Soltar voluntario: dejar intencionadamente el objeto que se tenía en la mano, en un lugar y tiempo específico.
- Uso bilateral de las manos: uso conjunto de las manos para realizar la actividad.
- Manipulación de la mano: colocación en la mano de un objeto después de haberlo agarrado.
- Destreza: capacidad para realizar pequeños movimientos con las manos de manera precisa y eficaz, con agudeza y sin mucho esfuerzo.
¿Por qué es importante la motricidad fina?
La motricidad fina es importante, porque es esencial para el desarrollo de los hábitos diarios como vestirse, abrochar botones, abrir el tubo de la pasta de dientes, Sin estas habilidades el niño ve menguada su capacidad para hacer cosas, y desenvolverse adecuadamente en su entorno y esto afecta a su autoestima y aprendizaje escolar.
Para que la motricidad fina se pueda desarrollar con normalidad es necesario que también se madure la conciencia del cuerpo (propiocepción), la estabilidad postural, la coordinación bilateral (de los dos lados del cuerpo), el planeamiento motor, la regulación de la estimulación del ambiente, el procesamiento de la información táctil, la percepción del movimiento, el control ocular y la percepción visoespacial.
Observando a los niños podemos detectar algunos movimientos erróneos que serán necesarios tratar de corregir y estudiar las causas. Si el niño tiene dificultades en la motricidad fina podríamos observar:
- No le gustan los juegos que exijan coordinación de los ojos con las manos como construcciones, juegos de encaje, imanes.
- Presenta dificultades para realizar tareas de autocuidado con comparación con los niños de su edad: pobre ejecución, mayor lentitud, frustración y evitación.
- Necesita más tiempo que los demás niños para aprender una tarea motora fina nueva.
- No le gusta pintar, escribir, colorear, recortar. Su desempeño no es bueno y se apresura para terminar lo antes posible.
- Tiene un agarre extraño del lápiz, aprieta mucho o por el contrario muy poco el papel, su caligrafía es ilegible.
- Se cansa fácilmente cuando realiza cualquier actividad que requiera estas destrezas.
¿Cómo desarrollar la motricidad fina en la infancia?
Es importante que cuando observamos dificultades en la ejecución de tareas que requieran habilidades manipulativas acudamos al terapeuta ocupacional que realizará un análisis completo de los factores que están influyendo en su bajo desempeño, ya que, como hemos dicho, el desarrollo motor fino está íntimamente relacionado con el motor grueso. Una vez realizada la evaluación e identificados las principales dificultades que afectan al desempeño independiente del niño en su día a día procederemos a marcar con las familias los objetivos y realizaremos nuestra intervención en sala y en los entornos naturales del niño (colegio, casa)
En líneas generales, estas son algunas ideas o actividades que ayudarán al desarrollo de las destrezas y mejora de las habilidades motoras finas:
- Juegos con piezas que estén colocados al otro lado de la mano con la que se está jugando para favorecer el cruce de la línea media.
- Juegos donde una mano estabiliza y la otra es la que realiza la acción: enroscar tuercas, grapar hojas, cortar con tijeras.
- Colorear o escribir en plano vertical: ya sea una pared o puerta donde colocar la hoja o dibujar con pintura de cristales en las ventanas, favoreciendo la extensión de la muñeca y la estabilidad del hombro.
- Actividades de carga en miembros superiores para aumentar la fuerza y el tono muscular como hacer la carretilla, andar como un cangrejo hacia atrás o a cuatro patas sin apoyar las rodillas.
- Jugar con plastilina: hacer churros con las dos manos, cortar con un cuchillo de plástico, hacer galletas, bolitas.
- Juegos con pinzas de todo tipo de tamaño y resistencias donde tenga que colocarlas, tender ropa, coger y transportar objetos pequeños.
- Colorear con todo tipo de utensilios.
- Juegos con pistolas de agua o utensilios en el que tenga que coger fuertemente con los dedos mientras el índice aprieta.
- Juego con tapones, imanes, velcros que ejerzan resistencia cuando se manipulen.
- Dejar al niño que realice y participe en las actividades del día a día, aunque implique mayor tiempo su ejecución, ya que es el momento perfecto para aumentar su confianza, sentirse participe en su comunidad y el desarrollo de muchas habilidades motoras gruesas y finas.
Esto facilita el desenvolvimiento de tareas cotidianas donde se utilizan de manera simultánea: ojos, manos, dedos, boca, lengua, pies, como vestirse, atarse los cordones, soplar, cepillarse los dientes, comer, rasgar, cortar, pintar, apilar objetos, colorear, escribir, entre otros.
Estimulación temprana
La estimulación temprana está dirigida a niños con déficit en su desarrollo, niños con factores de riesgo pre, peri y postnatales y niños sanos que deseen mejorar las habilidades motrices, del lenguaje, cognitivas y adaptativas.
Las actividades de estimulación tienen su base en el conocimiento de las pautas de desarrollo que siguen los niños, por lo que deben ser aplicadas de acuerdo con la edad y nivel de desarrollo, ya que no se pretende forzar al niño a lograr metas para las que aún no está preparado.
Las áreas de desarrollo que abarca la estimulación temprana son:
- Motor grueso, que son movimientos generales del cuerpo, piernas y brazos.
- Motor fino, que son los movimientos precisos y especializados de manos y dedos.
3. Lenguaje, que es la capacidad de comunicarse y hablar.
4. Socioafectivo, que es la capacidad de relacionarse con los demás y expresar sentimientos y emociones.
A continuación sugerimos algunos ejercicios que puedes desarrollar en casa con tu peque para fomentar su desarrollo integral de acuerdo a su edad.
De 0 a 3 meses
- Recuéstalo boca arriba. Extiende sus brazos con delicadeza hacia abajo, arriba y a los lados, luego crúzalos sobre su pecho.
- Acostado boca arriba, estira y flexiona sus piernas suavemente.
- Para ayudarle a abrir su mano, frota con una brocha o toalla la base de la mano hacia afuera extendiendo su dedo pulgar.
- Cárgalo junto a tu pecho y cántale.
- Procura acariciarle, arrullarle y sonreírle lo más posible. Llámalo por su nombre en cada una de las actividades que realicen. Exprésale tu cariño mediante besos y masaje suaves.
De 4 a 6 meses
- Acuéstalo boca arriba y ayúdalo a que se siente, sujetándolo suavemente de las manos.
- Siéntalo con la ayuda de varios cojines para evitar que se vaya de lado.
- Cuando esté sentado, con o sin apoyo, balancéale hacia los lados, tomándolo de los hombros para tener mejor equilibrio, igualmente hacia adelante y hacia atrás.
- Coloca en su mano una sonaja u otro objeto que haga ruido, ayúdale a sacudirlo.
- Cerca de su mano mueve un juguete y anímalo a tomarlo.
- Cada que balbucee o grite, imítale o platica con el/ella, responder a sus llamados los motiva a comunicarse. Es importante hablarle y sonreírle continuamente.
- Siempre premia el esfuerzo de tu bebé con una sonrisa, una caricia o una palabra de cariño.
De 7 a 9 meses
- Pon a tu bebe en cuatro puntos, puedes ayudarle a separar el abdomen del piso con una almohada o una toalla, llama su atención para que se desplace en esa posición.
- Proporciónale juguetes de diferentes tamaños para que los manipule libremente. Anima a tu bebé a que tome juguetes pequeños con los dedos índice y pulgar.
- Estimula sus primeras palabras y festéjalas.
- Pídele que haga cosas sencillas como darte la sonaja o la taza. Cuando te las dé, agradécele.
De 10 meses a 1 año
- Cuando tu bebé empiece a pararse, sujétalo de la cadera y separa sus pies para que esté bien apoyado.
- Ayúdale a dar sus primeros pasos, sujétalo de las dos manos, luego con una sola y pídele que camine.
- Enséñale a meter y sacar objetos en una cubeta o un bote de boca ancha.
- Déjalo jugar con plastilina o masa de harina.
- Cuando lo vistas o bañes, enséñale los nombres de las partes del cuerpo.
- Practica con tu bebé palabras como “ten” y “dame” para que comprenda instrucciones sencillas.
- Llévale a jugar con otros niños y niñas, de preferencia de su edad.
- Créale buenos hábitos como lavarse las manos o guardar sus juguetes en su lugar.
De 1 año a 1 año y medio
- Siéntalo en el piso y ofrécele un juguete para que se levante y lo tome
- Jueguen a agacharse y levantarse.
- Introduce objetos pequeños en un bote y sácalos, que él o ella haga los mismo.
- Pídele a tu hijo que traiga, señale o busque diferentes objetos.
- Pídele que nombre, toque o señale objetos que le rodean, regresa a aquellos que ya sabía y olvidó.
- Permite que coma solo, aunque tire algo de los alimentos. Ten paciencia.
De 1 año y medio a 2 años
- Juega con tu hijo a perseguirlo para que corra.
- Jueguen a saltar desde alturas pequeñas. Si es posible, enséñale a subir escaleras.
- Inventa juegos para que salte, camine, corra o se pare de repente.
- Dale una hoja de papel y colores para que raye libremente. También frascos de plástico para que aprenda a tapar y destapar.
- Aprovecha cualquier momento para platicar, utiliza frases completas e inclúyelo en las conversaciones de la familia, como si ya hablara. Explícale lo que haces y lo que ven cuando salen juntos.
- Permite que te ayude a vestirse. Anímale a convivir con otras personas, niños y adultos. Permite que te ayude en algunas tareas del hogar.
De 2 a 3 años
- Anímale a pararse de puntas. Ayúdale a ponerse de pie estando agachado, sin usar las manos. Mueve sus brazos en distintas direcciones mientras baila.
- Dibujen libremente sobre un papel, puedes enseñarle a hacer líneas o círculos. Practiquen abrir puertas con manijas.
- Léele cotidianamente historias infantiles cortas. Hazle preguntas sobre lo leído y trata de que repita parte de la historia.
- Fomenta hábitos de limpieza. Enséñale tareas sencillas. Ayúdale a comprender lo que es suyo y lo que no le pertenece.
De 3 a 4 años
- Anímale a saltar con un solo pie. Pongan música para bailar, con canciones que permitan coordinar movimientos de su cuerpo con lo que dice la letra.
- Enséñale a armar rompecabezas de 3 o 4 piezas. Anímalo a dibujar y crear historias sobre sus dibujos.
- Explícale para qué sirven los diferentes objetos. Pídele que te platique lo que hizo un día antes. Responde siempre sus preguntas y aclara sus dudas de manera sencilla.
De 4 a 5 años
- Enséñale a hacer maromas. Dibuja una raya en el suelo y pídele que camine sobre ella. Que camine sobre las puntas de los pies y sobre los talones.
- Proporciónale palitos y cubos, anímale a construir cosas. Que te platique sobre lo que hace; hazle preguntas que le ayuden a tomar decisiones y a reflexionar.
- Incorpora los números a los juegos. Ayúdale a diferenciar entre izquierda y derecha.
- Motivalo a jugar con otros niños y que ellos inventen sus propios juegos. Si hay conflictos, habla con ellos y haz preguntas que les ayuden a resolverlos. Platícale la importancia de las reglas.