tick tick boom

tick tick… Boom!

El abismo y vacío de la vida antes de los treinta: “tick tick… Boom!” nos muestra la vida de Jhonatan Larson en los años 90; un dramaturgo aferrado a escribir un éxito de Broadway antes de cumplir treinta años, hundido en deudas y con un empleo de mesero en una cafetería. A la par, su novia desea cumplir sus propias metas: un gran empleo le espera, mientras ella espera que Jhonatan la detenga, sin embargo él se encuentra atrapado entre sus sueños y el talento que lo agobia, que le grita desesperado que no lo abandone. Qué irónico cuando uno cree que al otro le va mejor: Michael, el mejor amigo de Jhonatan acaba de mudarse a un gran departamento con lo que todos pensaríamos que es un gran sueldo, con un BMW y un portero en el edificio.

Aun así, Jhonatan desea alcanzar el triunfo y la gloria en sus mejores años con la idea de que al terminar de escribir “Superbia” todo va a estar arreglado. En cambio obtiene que ha pasado 8 años escribiendo y el tiempo sigue corriendo y la presión comienza a invalidarlo. Desde las decisiones de Susan, hasta darse cuenta que Michael lo había buscado en varias ocasiones, con el estigma de ser homosexual, en unos años 90 complicados con el incremento de positivos al VIH. Jhonatan alega que le falta el tiempo y Michael solo opina que no sabe de lo que habla.

Al final la película es un contraste de angustia, incertidumbre, drama, talento, emoción, muchas canciones que transmiten un sentimiento, pero te dejan un gran mensaje: el tiempo no se detiene y mucho menos regresa.

Desde mi opinión particular, causa un gran impacto y reflejo a la crisis de la edad y a todo lo que viene con los años, ya que, aunque la historia se centra en Larson, este está rodeado de otros personajes que se encuentran luchando sus propias batallas las cuales se ven desatadas por su crecimiento a nivel personal y profesional, o situaciones en que ellos mismos no pueden hacer mucho más que aprender a disfrutar el tiempo, y ser felices.

Gran película; mucho impacto, buena enseñanza.

Por Mariel Rodríguez León

Servicios Escolares de Secundaria y Bachillerato

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