Cómo ayudar a mis seres queridos con depresión

Afortunadamente, y contra el escenario que hace algunos años primaba en nuestro país, la depresión es un tema que poco a poco ha ganado espacio en el diálogo público. Hoy podemos hablar no solo de este trastorno, sino de muchos otros que antes se sufrían en el total silencio, cubiertos por una capa de vergüenza que dificultaba el diagnóstico y, por ende, la mejoría de quienes viven con ella.

Nunca como ahora se ha sabido tanto acerca de la depresión. Sabemos, por ejemplo, que se trata de un trastorno del ánimo, que puede ser transitorio o permanente, que es multicausal, que puede tratarse con terapia psicológica o en ocasiones con medicación psiquiátrica, que es una de las primeras causas de incapacidad en el mundo, que se puede manifestar a través de trastornos mayores o variables más simples, y que a día de hoy ocupa el segundo puesto en causas de muerte por enfermedad en el mundo.

El último dato apunta a dimensionar la gravedad de la depresión y es que, a pesar de encontrarse en el ojo público, aún no nos hemos sacudido los estigmas que marcan a las personas deprimidas, ni hemos desterrado los mitos que rodean esta enfermedad.

Es por ello que el 13 de enero se conmemora el día mundial contra la depresión. Un día para sumar esfuerzos en torno a la lucha por dignificar a los pacientes, visibilizar el trastorno y difundir las opciones de tratamiento, así como poner énfasis en su prevención. En el Colegio Sn Ángel, conscientes de la complejidad del tema, te presentamos algunas recomendaciones para acercarte a tus seres queridos que padecen depresión.

1.   Utiliza el afecto para acercarte a ellos. Lo dice de forma atinada Andrew Solomon en su excelente libro El demonio de la depresión: “El amor, aunque no es de modo alguno profiláctico contra la depresión, es lo que amortigua la mente y la protege de sí misma”. Es decir, el amor no es la cura contra la depresión, pero puede ser nuestra principal herramienta para ayudar a las personas que queremos.

2.   Escucha. Uno de los mayores problemas al hablar de depresión es la imposibilidad de establecer un cuadro clínico único. Al tratarse de un trastorno anímico es lógico que cada paciente lo viva de forma única. ¿Cómo es la experiencia de tu paciente? ¿Qué le duele, le pesa o le asusta? ¿Cómo le puedes ayudar? Son preguntas fundamentales que sólo él puede responder. Pero no presiones, genera confianza para que él pueda hablar contigo.

3.   Ten claro que se trata de un trastorno. Esto significa que no basta con “echarle ganas” para superarla. Dicho de otro modo, nadie está deprimido porque quiere. Evita culpar con tus palabras o actitudes al paciente.

4.   Conoce los múltiples factores que inciden en la depresión. Se trata de temas emocionales como traumas de infancia, duelos, rompimientos amorosos, etcétera; pero también de factores sociales como la pobreza, ambientes de trabajo tóxicos, incidencia delictiva; incluso hablamos de temas biológicos o fisiológicos, como genética, resultado de accidentes, o efecto de enfermedades. Saber esto puede ayudar a escoger el mejor tratamiento.

5.   Conoce las limitantes que puede tener un paciente con crisis. A pesar de que la depresión mayor es en extremo incapacitante, la mayor parte de las personas con depresión son altamente funcionales. Ello no evita que en momentos de crisis los pacientes sufran para concentrarse, convivir e incluso levantarse de la cama. ¿Cómo conciliar ello con una sociedad hiperproductiva? Es uno de los retos más grandes, pero con cariño podemos auxiliar a nuestros seres queridos deprimidos para, con ayuda de la terapia correcta, pasar estos momentos sin sobreexigirles, cuidándolos con la seguridad de que una vez superadas pueden aportar tanto o más que antes.

6.   Terapia. Hemos tocado ya uno de los puntos más importantes: buscar ayuda profesional. Sin lugar a dudas es un paso difícil que se encuentra en la misma raíz de la enfermedad: el paciente a menudo va a rechazar las posibilidades de tomar terapia, ya sea por el gasto económico que supone, por la incapacidad de imaginar mejoría o de confiar en un tercero; no lo presiones, pero ofrécele ayuda en el proceso.

7.   Ten paciencia. Aun con todo lo anterior, es posible que nada de eso funcione la primera, segunda o tercera ocasión. Es normal, aunque sea cansado. Ten paciencia para poder ayudar a tu ser querido. Uno de los principales síntomas y riesgos de la depresión es el sentimiento de soledad. Entiéndelo y mantente cerca tanto como sea posible.

8.   Presta atención. Quizá la mayor y más indeseable consecuencia de la depresión es el suicidio. No evites conocer del tema, por el contrario, conoce e identifica las advertencias que las personas dan de forma explícita o implícita. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos algunas de las señales pueden ser las siguientes:

a.       Hablar sobre:

•  Querer morirse. 

• Sentir una gran culpa o vergüenza.

• Ser una carga para los demás.

b.       Sentirse: 

• Vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir. 

• Extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira. 

• Con un dolor insoportable, ya sea emocional o físico.

c.       Cambiar de comportamiento, como: 

• Hacer un plan o investigar formas de morir. 

• Alejarse de los amigos, decir adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento. 

• Hacer cosas muy arriesgadas como conducir con una rapidez extrema.

• Mostrar cambios de humor extremos. 

• Comer o dormir demasiado o muy poco. 

• Consumir drogas o alcohol con más frecuencia.

Aunque te hemos presentado algunas formas básicas de ayuda, lo más importante siempre será la ayuda profesional. Acércate a expertos como psicólogos y psiquiatras, consulta material de valor científico y aprende de la enfermedad. La estabilidad de las personas con depresión es posible. 

Redacción Sn Ángel