La importancia de sanar a nuestro niño interior
El concepto de niño interior es un tema que en los últimos años se ha mencionado mucho. Los psicólogos coinciden en que es necesario reconocerlo y sanarlo para vivir una vida plena y feliz pero, ¿a qué nos referimos con el niño interior?
Por supuesto no se trata de un niño en su forma física, sino metafórica. Se trata de un término psicológico que manejamos para hablar de una parte interna de nosotros. Este niño interior se forma en la infancia, durante los primeros 7 años, donde empezamos a recibir todo lo que nuestros papás y nuestras mamás nos dicen, nos otorgan y nos enseñan.
Al mismo tiempo, el término alude a las características que tenemos cuando somos pequeños: la tranquilidad de ser como somos y no somos, sabios, decimos lo que sentimos sin intención de lastimar a nadie, con toda la inocencia. Si un niño está jugando, es feliz en ese momento, si se enoja, se enoja un minuto y más tarde parece que no pasó nada. Los niños no se quedan enganchados en el enojo como lo hacemos los adultos, que nos quedamos enlazados en el sentimiento. Ellos no se preocupan por el futuro y no están pensando tampoco en el pasado; son muy genuinos: viven siempre estando bien presentes.
Así somos de pequeños y conforme vamos creciendo y conforme vamos creando nuestros vínculos esa sencillez se pierde al tiempo que se forma nuestra personalidad. Es así como empezamos a buscar formas de enfrentarnos a la vida, aunque somos pequeños. Cuando hablamos del niño interior es a ser justo esa invitación a regresar a nosotros mismos
Regresar a esa inocencia puede servir para curarnos. La mayoría de los problemas que tenemos como adultos están fuertemente conectados con las experiencias generadas durante los primeros años de nuestra vida, con como hayamos recibido de nuestros padres y de nuestros vínculos cercanos. Eso va a definir también cómo vamos a enfrentar el mundo en la adultez.
Se escucha mucho esta frase de “bueno a mí me pegaron de pequeño pero no tengo ningún trauma”, posiblemente no hay un trauma visible, lo cierto es que sí que hemos aprendido muchas cosas y sucede mucho es que tenemos adicciones, no solamente hacia las drogas permitidas o no, tambén al trabajo, al ejercicio o el sexo.
Ello también se puede ver reflejado en nuestras interacciones sociales, sobre todo con nuestros propios hijos. ¿De qué tipo de relaciones que estamos nutriendo a nuestros pequeños? ¿de un niño herido o un niño libre un niño capaz de hacer las cosas de la mejor forma posible, y enfrentar las relaciones de la mejor forma posible? La intención es que, en la medida de lo posible, las heridas infantiles sean las menores; que no tengan que llevar a cuestas demasiado, como hoy se ve en la sociedad el reflejo de la violencia
¿Quieres saber cómo sanar a tu niño interior? Te invitamos a descubrirlo en el siguiente video. Si requieres más ayuda, contacta con nosotros a través de las líneas de contacto del Colegio Sn Ángel.
Redacción Sn Ángel
