¿Educar con amor y límites a nuestros hijos?
Es bien sabido que no existe un manual sobre cómo ser padre, mucho menos acerca de la educación correcta a los hijos. En internet podemos encontrar diversos temas, libros o video-cursos acerca del tema, pero son tan diversos que no solemos generar una idea clara sobre qué hacer y cómo implementar ciertas técnicas. Hay que entender como seres humanos, que nosotros somos como nuestros padres nos educaron, y transmitimos a nuestros hijos lo mismo que nos enseñaron y/o aprendimos de ellos. Para poder responder la pregunta de ¿Cómo educar con amor y limites a nuestros hijos? Hay que delimitar bien los conceptos de educación, amor y límites.
La definición de Educación según la RAE (Real Academia Española) es “el proceso por el cual se transmite el conocimiento, los hábitos, las costumbres y los valores de una sociedad que se transmite a la siguiente generación.” La educación comprende también la asimilación y práctica de las normas de cortesía, delicadeza y civismo. De allí que en el lenguaje popular la práctica de estos hábitos de socialización, sean calificados como signos de una buena educación. En el sentido técnico, la educación es el proceso sistemático de desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y morales del ser humano, con el fin de integrarse mejor en la sociedad o en su propio grupo. Es decir, es un aprendizaje para vivir.
Si bien, el amor es un concepto tan intrínseco que no podríamos definirlo de manera general, podemos hacernos una pregunta reflexiva ¿Para mí que es el amor? Cada uno de nosotros como seres humanos tenemos una idea arraigada acerca del amor, debido a nuestras experiencias personales y familiares. Este concepto va cambiando conforme nosotros vamos creciendo y experimentando diversas situaciones a lo largo de nuestra vida. El amor es algo presente en todos los seres humanos, al fin y al cabo, es algo que se transmite de generación en generación. A grandes rasgos podríamos decir que el amor en la familia es un sentimiento relacionado con el afecto y el apego seguro a través del cual se desarrolla una convivencia sana donde sobresale el respeto y la correspondencia. No se debe confundir con dar dinero o permitir que el hijo tenga y haga lo que quiera.
En cuanto a educación se refiere, los límites son el respeto que nos guía en cuanto a la forma en que nos desarrollarnos como personas y establecemos las relaciones con los demás, por lo tanto, deben existir en todas las personas al convivir en familia, en la sociedad, en las relaciones, en la escuela, el trabajo, etc. Aunque se habla mucho sobre los límites, no estamos hablando de un tema sencillo. Lograr establecer límites efectivos en casa requiere de compromiso, constancia y en algunos casos sacrificio.
Nos perdemos en el descontrol y normalmente como padres caemos primero en estado de confort y relajación dando toda libertad al actuar de los hijos y cuando las cosas se salen de control y ya no podemos más, nos vamos al polo opuesto siendo autoritarios y en algunos casos violentos. Ambos polos (Permisividad-Restricción) son completamente malos y lo peor es que se tiende a estar en una estira y afloje interminable o quedar estancados en alguno de los polos: Permisividad por comodidad o Autoritarismo para no perder el control.
En los límites hay que tener en cuenta esto:
- Los límites ofrecen protección, seguridad y amor.
- Los niños que crecen con límites y normas sanas, aprenden a controlar sus impulsos y sus deseos de satisfacción.
- Practicándolos encuentran sus propios límites y aprenden a AUTORREGULARSE
El enfado que produce la frustración al no obtener todo lo que se quiere, los ayuda a entender que no siempre tendrán lo que quieren, además que los enseña a autorregularse.
Es normal que se enojen cuando se sienten frustrados y no debemos molestarnos por ese sentimiento pues es humano, por el contrario, debemos permitirles experimentar enojo, pero no ceder ante él, únicamente les explicamos la importancia del límite impuesto. De esta manera poco a poco, aprenderán a controlar su enojo y ser más tolerantes cada vez que les planteamos o reforzamos algún límite.
Tampoco es bueno caer en el extremo contrario e imponer reglas sin considerar la dignidad del otro. Porque si los padres son muy exigentes y correctivos el adolescente o niño no consigue llevar a cabo su autorregulación y acaba siendo retraído, reprimido, con poca iniciativa y falta de amor propio.
¿Cómo empezamos a educar con amor y límites?
Firmeza con Amor: Esto es; me dirijo al niño de manera firme, mostrando mi autoridad, pero sin faltarle al respeto, insultarlo o pegarle. (Necesito paciencia y control de mis propias emociones) (Una actitud negativa reafirma la conducta negativa del niño y seguramente se repetirá)
Dar una explicación desde el amor: No te permito…. porque tú eres importante para mí y mi mayor deseo es que estés bien y nada malo te pase. (Así, aunque no le guste el límite, se siente amado, protegido y respetado) (Desarrolla la autonomía, la tolerancia a la frustración, los enseña a convivir, a negociar y al final se sienten muy bien y satisfechos)
¿Cómo deben ser los límites?
- Deben ser claros y concisos.
- Deben darse con autoridad, pero sin gritos, ni ofensas, ni amenazas.
- Deben ser apoyados por todos los adultos que conviven con los niños. (De lo contrario el niño aprende a manipular la situación para obtener lo que quiere y todo nuestro esfuerzo será en vano)
- Debemos recordar y repetir los límites. (Los niños requieren repetición hasta que estas ideas se fijen en su cerebro, además que para ellos se puede interpretar como algo pasajero aplicable solo para una situación concreta).
Muy importante:
Los límites deben ser iguales para todos los hijos. Y cuando los límites sean específicos para uno por cuestión de edad, actividades, salud, etc., es importante explicar la razón a todos los hijos, para no generar sentimientos de inferioridad o superioridad, que al final pueden afectar las relaciones familiares.
Rutinas dan estabilidad y ayudan a convertir los límites en hábitos.
¿Qué pasa cuando los límites son sobrepasados?
Respuesta: CONSECUENCIAS
No confundir con castigar, una consecuencia busca hacer al niño responsable de sus acciones y enseñarle que toda acción tiene consecuencias y estas pueden ser buenas o malas dependiendo la acción realizada.
Después de que se cumple la consecuencia, se explica nuevamente el límite… y volvemos a empezar.