El siglo XVIII

El siglo XVIII: el siglo del cambio

La historia es una de las materias incomprendidas para la enseñanza desde primaria hasta bachillerato, sin embargo, el hacerles ver a los jóvenes y niños su importancia debido al impacto que los sucesos o hechos históricos del pasado han creado en nuestro presente juega un papel importante para la creación de una visión crítica del estudiante.

Si bien, es erróneo imponer un siglo ante los otros, no podemos negar que el siglo XVIII es uno lleno de cambios sociales, políticos y económicos, siendo acontecimientos cruciales para la evolución del ser humano. El siglo XVIII marca el fin de la edad moderna y el inicio de la edad contemporánea.

El siglo XVIII comprende los años de 1701 a 1800, dicho siglo es denominado el siglo de las luces y las revoluciones, pero, ¿por qué se le denomina así? Es cierto que las luchas armadas son cotidianas en las primeras etapas de la humanidad y todas tienen sus impactos, ya se sea en mayor o menor medida en cuanto a la extensión del territorio en donde se llevaron a cabo, ejemplo: la guerra de los 100 años (que dúro en realidad 116 años) que causó un gran impacto en la enemistad entre francos y sajones (rivalidad aún palpable) empero, las guerras, revoluciones y golpes de estado llevados en este siglo, no se concentró entre los países participantes, por el contrario, los ideales vistos en los conflictos bélicos repercutieron a escala global.

La globalización no es un hecho actual, es hora de desmentir que este término pertenece a las épocas recientes, es a partir del siglo XV y gracias a los movimientos del siglo XVIII que la globalización nace desde el imperialismo y el absolutismo de las monarquías europeas y sus colonias, esta red de comunicación funcionó como transporte de conocimientos, los cuales, ponían al ser humano como fuente de conocimiento, gracias a los avances científicos y tecnológico.

Los filósofos, economistas, comerciantes, científicos, artistas, entre otros, decidieron tomar “el sartén por el mango” dando origen al hecho histórico nombrado como ilustración, porque, tal como su nombre lo indica, llegaba con los deseos de iluminar las mentes de aquellos que se habían quedado en el “oscurantismo” del siglo anterior, aquellos que seguían órdenes de la monarquía y no reflexionaban sobre su “aquí y ahora”.

En este punto del siglo XVIII comenzamos con las revoluciones que se convirtieron en trending topic en todo el mundo, la primera que fue la madre de todas, es sin duda la revolución francesa. La población cada vez más conscientes de su situación racional y hartos de que el absolutismo fuese llevado al pie de la letra, quitarle todo a los demás y dárselo solamente a una persona, deciden ejecutar un golpe de estado contra el rey Luis XVI y la reina María Antonieta; lo que dio luz verde al resto de países con monarquías y a las colonias americanas que este tipo de gobierno puede ser derrotado si se une la ciudadanía.

Los ideales de la revolución francesa se propagaron como pólvora por medio de los libros, documentos, periódicos y relatos de los autores ilustrados. Como consecuencia, surgieron importantes conceptos modernos, como el de ciudadanía, igualdad ante la ley y derechos de las personas.

Otro producto de la revolución francesa, fue la primera independencia de una colonia británica, hablamos de nuestro vecino del norte, protagonista de la frase atribuida a Porfirio Díaz “México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, incitaron un proceso de autonomía de la metrópolis, convirtiéndose en un modelo a seguir para los demás territorios americanos, los cuales buscaron independizarse de España y Francia.

En resumen, la ilustración, las múltiples guerras europeas, la revolución francesa, la independencia de Estados Unidos y las posteriores independencias de las colonias americanas marcaron los cimientos de un siglo bélico, violento y encaminado a la reestructuración de todos los ámbitos de la sociedad como se conocía. 

Uno de los personajes célebres del siglo XVIII, quien es autora de la frase «déjalos que coman pastel», se casó a la edad de catorce años y desde su llegada a tierra parisinas no fue bien recibida por la nobleza franca, pues esto no veían con buenos ojos a los extranjeros, por ello, los historiadores en la actualidad han puesto en duda la mítica frase y razones de su ejecución durante la revolución francesa.

Por Frida Irais Adame Hernández.

Mtra. Primaria 6° A

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