LUCA

Hablar de la casa Pixar es caer en el lugar común de reconocer a la productora de animación más influyente y reconocida del mundo pues, aunque se trate sólo de una división más del gigante Disney, destaca ampliamente por su calidad artística, argumental y una personalidad bien definida, al grado que año con año la película que hace pública –en ocasiones son dos- se vuelve el referente para medir al resto de productoras y producciones.

Tal vez esto sea injusto, pues la maquinaria publicitaria de los estudios Disney opaca a trabajos únicos, pero no se puede negar la importancia que cada filme de Pixar tiene para la cultura moderna. Bajo el lente de lo anterior, los creativos de esta casa han entregado películas tan destacadas como Intensamente o Wall-e, obras mayores dentro del género.

Sin embargo, la expectativa que rodea a sus producciones, paradójicamente, puede desviar la atención de momentos y filmes menos llamativos y que vale la pena revisar con atención por sus cualidades específicas, ha sido así con películas como El gran dinosaurio o Unidos. A esta lista viene a sumarse el caso especial de Luca, la segunda cinta entregada durante esta pandemia, después del gran éxito que supuso Soul.

Luca ha sido considerada desde su inicio como una obra menor dentro del universo Pixar. Esto se debe al rompimiento con la tradición de tocar temas profundamente filosóficos –cuando no metafísicos- y con la elaboración de discursos complejos.

Contra lo anterior Luca es una de las películas más sencillas de la animadora. Su narrativa no tiene sorpresas e incluso en más de una ocasión el guión tiene huecos o errores, situación común en filmes “familiares”, pero extraña entre la pulcritud del estudio. Sin embargo, la simpleza del mensaje y la forma de llegar a él es, sin duda, su mejor cualidad.

Luca es un “monstruo marino” en la Riviera italiana. Como sucede en muchas historias, sueña con el mundo exterior y eventualmente logra acceder a él con la ayuda de un nuevo mejor amigo que comparte su condición. Juntos deciden vivir una aventura entre los seres humanos, para lo que tendrán que ocultar su verdadera naturaleza, que se hace presente al contacto con el agua.

Vencer el miedo, aceptar nuestra identidad, valorar la diversidad son algunos de los mensajes de esta pequeña gran película. Son estos mensajes los que han hecho que, sin el ruido de otras cintas, Luca se convierta en una de las cintas favoritas de muchas personas y que, quien sabe, tal vez llegue a convertirse en un clásico de culto para la franquicia que representa.

Por Jorge Alonso Espíritu

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