Vacaciones aprender

¿Vacaciones sin aprender? ¡Claro que no!

Las vacaciones son, sin duda, el momento más esperado del año. Todos -niños, jóvenes y adultos- ansiamos ese respiro necesario para alejarnos del ruido cotidiano, las tareas escolares o los pendientes laborales. Pero, ¿significa eso que debemos ponerle pausa al aprendizaje? ¡Para nada!

En realidad, las vacaciones son el escenario perfecto para aprender de otra manera: más libre, más creativa y más conectada con la vida real.

Aprender también se vale en vacaciones… ¡y es divertido!

Aunque parezca contradictorio, cuando dejamos de usar el cerebro con ciertos hábitos durante semanas, algunas habilidades comienzan a «adormecerse». A este fenómeno se le conoce como «deslizamiento de verano» (summer slide), y afecta especialmente áreas como lectura y matemáticas (Cooper et al., 1996).
No se trata de forzar a nadie a seguir en “modo escuela”, sino de mantener viva la curiosidad natural que todos tenemos por descubrir el mundo. Y créenos: se puede hacer de forma divertida, relajada y muy enriquecedora.

¿Por qué vale la pena mantener el cerebro activo?

Porque el aprendizaje no es exclusivo de las aulas. De hecho, fuera del salón es donde muchas veces ocurren los aprendizajes más duraderos: cuando cocinas en familia, cuando exploras la naturaleza, cuando inventas un juego con tus hermanos, o cuando ayudas a resolver un problema en casa.

Estas experiencias forman carácter, fortalecen la mente y conectan el conocimiento con emociones.

En palabras simples: aprender en vacaciones te prepara para la vida, no solo para el regreso a clases.

¿Qué podemos hacer? Actividades que despiertan habilidades sin apagar el descanso

Te compartimos una lista de ideas que pueden adaptarse a cualquier edad, interés y estilo de familia. Lo importante no es “hacerlas todas”, sino elegir con libertad las que más se disfruten. Aquí van algunas:

Para estimular la mente:

  • Crear un club de lectura familiar (¡con palomitas y todo!)
  • Resolver acertijos, sudokus o retos lógicos en las tardes
  • Leer juntos noticias, cuentos, cómics… lo que sea, ¡pero leer!
  • Escribir un diario de vacaciones o una mini historia en familia

Para desarrollar la creatividad:

  • Talleres caseros de pintura, cocina o fotografía
  • Hacer manualidades con materiales reciclados
  • Inventar cuentos colaborativos o grabar un podcast familiar

Para explorar el mundo:

  • Visitas a museos, parques ecológicos o sitios históricos
  • Experimentos científicos caseros (¡hay muchos en la Web!)
  • Observar estrellas, bichos o nubes… y hacer preguntas

Para crecer como personas:

  • Tiempo para el voluntariado o ayuda comunitaria
  • Juegos de mesa que enseñen a ganar y a perder
  • Espacios para hablar de emociones, sueños, ideas locas

Para mover el cuerpo y liberar energía:

  • Bicicleta, caminatas, tocho, fútbol o simplemente correr
  • Yoga o meditación para niños y adolescentes
  • Bailes improvisados en la sala (sí, ¡vale todo!)

El secreto está en el equilibrio: descanso + diversión + aprendizaje

Muchas familias temen “estresar” a los hijos durante el receso. Pero aprender no tiene por qué ser sinónimo de presión. Al contrario, estas semanas de vacaciones pueden ser el mejor laboratorio para equilibrar tres ingredientes vitales:

Descanso real

Dormir bien, desconectarse del reloj por momentos, aburrirse incluso… también es necesario. El ocio, cuando es sano, es fuente de creatividad.

Diversión con propósito

Los juegos, paseos o experiencias compartidas pueden tener un impacto formativo enorme. Jugar también enseña, y mucho.

Aprendizaje espontáneo

Cuando no hay evaluaciones ni tareas formales, el conocimiento fluye con más naturalidad. Aprender por gusto es una semilla poderosa.

Recomendaciones finales para padres y madres

  • No estructuren todo el día como si fuera horario escolar. Solo definan momentos o espacios para ciertas actividades clave.
  • Permitan que sus hijos elijan. Que sientan que tienen voz en lo que hacen. Esto les da autonomía y motivación.
  • Compartan tiempo con ellos. No se trata de “ponerles actividades”, sino de vivirlas juntos. La convivencia es la mejor escuela.
  • Moderen el uso de pantallas. Una película en familia es genial. Pero ocho horas diarias frente a una tablet… no tanto.
  • Sean flexibles. Las vacaciones también son para romper rutinas y crear nuevas experiencias. No todo tiene que ser “productivo” para tener valor.

Cierre con intención: lo que sí queremos dejar sembrado

Desde Colegio Sn. Ángel de Coatzacoalcos, creemos firmemente que educar no es solo enseñar contenidos, sino inspirar a descubrir. Las vacaciones son una oportunidad de oro para conectar la educación con la vida real, con los afectos, con la creatividad… con lo que realmente importa.

Así que esta temporada, hagamos de cada día una pequeña aventura de crecimiento. Porque cuando el aprendizaje se mezcla con el amor, el juego y la libertad, se convierte en algo inolvidable.

Referencias

  1. Cooper, H., Nye, B., Charlton, K., Lindsay, J., & Greathouse, S. (1996). The effects of summer vacation on achievement test scores: A narrative and meta-analytic review. Review of Educational Research, 66(3), 227–268. https://doi.org/10.3102/00346543066003227
  2. Santos, M. & Robledo, L. (2020). Vacaciones activas: estrategias para el desarrollo cognitivo y emocional infantil. Editorial Educaviva.
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