Inculcar el humanismo en la educación de niños y adolescentes (NNA) ofrece numerosos beneficios. Contribuye al bienestar social y a la formación de individuos con sólidos valores y respeto hacia los demás. Este enfoque educativo promueve un proceso de enseñanza-aprendizaje basado en la libertad, rechazando el autoritarismo y fomentando el pensamiento crítico.
La educación humanista se fundamenta en la idea de la persona como sujeto agente, dotado de conciencia, libertad y racionalidad. Considera la educación como un proceso intencional que busca comprender, afirmar y transformar tanto el mundo como al propio individuo. Su objetivo es un aprendizaje personalizado, adaptado a las necesidades y características de cada estudiante.
El humanismo es un movimiento filosófico y cultural que prioriza la razón sobre la fe. Coloca al ser humano en el centro del universo, afirmando que todos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus propias vidas. La educación humanista se interesa en el desarrollo integral del ser humano, abarcando la inteligencia, la conducta y la afectividad.
En este enfoque, el educando es el protagonista de su propia educación. Cada persona posee la capacidad de dirigirse adecuadamente y elegir sus propios valores. Los docentes desempeñan un papel crucial, ya que facilitan el aprendizaje al impulsar y promover las exploraciones, experiencias y proyectos que los estudiantes desean emprender. Esto favorece aprendizajes significativos.
La escuela humanista estudia al ser humano como el centro axiológico del cosmos. Establece relaciones significativas con la naturaleza y con los demás en el progreso de la humanidad. La pedagogía humanista-ética-lúdica reconoce la importancia de privilegiar los valores éticos y humanistas en las interacciones sociales, considerando las diferencias entre alumnos y profesores.
Cada estudiante es un individuo único, con necesidades personales de crecimiento y potencial para resolver problemas de manera creativa. En este modelo educativo, se alienta a los estudiantes a tomar el control de su aprendizaje y a tomar decisiones que van desde actividades diarias hasta sus metas futuras. Se les brinda la oportunidad de centrarse en lo que realmente les interesa durante periodos de tiempo significativos. En conclusión, la educación humanista propicia un desarrollo intelectual y personal integral del estudiante. Esto prepara a individuos conscientes y responsables que pueden contribuir positivamente a la sociedad.