Inteligencia emocional en la escuela ¿Cómo desarrollarla?
¿Cómo reacciona tu hijo, por ejemplo, ante la frustración de no obtener lo que quiere? ¿Con cuánta facilidad puede relacionarse con otros niños y adultos? ¿Es capaz de entender la forma en la que se sienten las personas a su alrededor? La respuesta a estas preguntas depende en buena medida de cuánto han desarrollado nuestros pequeños su inteligencia emocional. En la escuela, pero también en los círculos sociales adultos como el trabajo, se suscitan diversos conflictos por un mal control emocional.
La Inteligencia Emocional es la capacidad de gestionar las emociones de uno mismo en momentos donde más sea necesario. Las emociones son estados afectivos que generamos dependiendo de las interpretaciones que hagamos de las situaciones que vivimos y por otra parte nos dictan el tipo de comportamiento necesario a desarrollar para satisfacer las demandas de dichas situaciones, es decir, nos ayudan a tomar decisiones y a adaptarnos a la realidad ya sea esta positiva o negativa.
Nuestra concepción de inteligencia se ha transformado notablemente en los últimos años. Pasamos del paradigma de las habilidades memorísticas y matemáticas a comprender que la inteligencia se encuentra en todas las actividades del ser humano. Así lo teorizó Howard Gardner a finales del siglo pasado, encontrando en la educación una recepción animada que cambió la forma de pensar y enseñar.
En 1990 la teoría fue complementada con los aportes de Peter Salovey y John Mayer, dos psicólogos norteamericanos que, profundizando en las inteligencias intrapersonal e interpersonal, enunciadas por Gardner, introdujeron el concepto de inteligencia emocional, mismo que sería retomado por Daniel Goleman.
Según Sofía García-Bullé, del Observatorio del Tec de Monterrey, la inteligencia emocional es “la habilidad de entender, usar y administrar nuestras propias emociones en formas que reduzcan el estrés, ayuden a comunicar efectivamente, empatizar con otras personas, superar desafíos y aminorar conflictos”. Como puede leerse, esta inteligencia hace parte de todos los momentos de nuestra vida y la de nuestros hijos, por lo que su desarrollo será vital en su crecimiento.
¿Cómo desarrollar entonces la inteligencia emocional en nuestros chicos?
Existen muchas estrategias útiles para ello, dependiendo de los contextos en que se desenvuelven nuestros hijos. Un ejemplo puede ser reconocer las emociones, esto puede lograrse a través de recursos visuales como muñecos especializados, recortes o aplicaciones que muestren las distintas emociones de forma natural. Saber que existen y que se sienten es el primer paso hacia la regulación. En el caso de los adolescentes, la lectura o las películas pueden ayudar a este tema.
Una vez que identificamos las emociones a través de objetos externos, es hora de reconocerlas en sí mismo. Una buena idea es usar el espejo o bien, la cámara de un dispositivo. Cómo luce nuestro hijo enojado, feliz, triste…. sin duda será un ejercicio divertido. Un recurso que nunca pasará de moda es enseñar a través de cuentos sencillos y fábulas. En la edad más temprana, los libros-álbum con grandes ilustraciones serán muy útiles. Hay que tener, sin embargo, una guía para saber qué cuentos son aptos para cada edad.
Otra estrategia indispensable es la de aprender la respiración consciente. Esto será una herramienta poderosa durante su vida si aprende a usarla temprano. Respirar significa tener calma, pensar las cosas con tranquilidad. Además, es vital enseñar el diálogo esto va más allá de simplemente charlar: conlleva la necesidad de crear espacios de confianza. De esta forma el pequeño podrá hablar sobre lo que siente, expresar dudas, acuerdos y desacuerdos y participar activamente en las decisiones del hogar.
En el Colegio Sn. Ángel damos suma importancia al desarrollo integral de los estudiantes, desde pequeños, hasta la edad preuniversitaria, integrando un ecosistema de bienestar que, entre otras cosas, incluye la educación emocional, y el aprendizaje de técnicas mindfulness que brindan herramientas para todos nuestros estudiantes.
Redacción Sn Ángel
